En esa epoca, no existian las oportunidades de conseguir un ataud; asi que el cadaver lo colocaron en un catre, en la sala, mientras la caja llegaba de fonseca.
Ma´margo, como era la vecina mas cercana y una de las primeras de enterarse del insuceso, fue rapido a dar el pesame.
Al entrar a la casa, en medio de la algarabia, provocada por gritos y llantos propios de estos momentos, las dos comadres se vieron las caras; la madre del muerto se privo y al regreso a su estado consciente, dirigiendose a ma´margo, llorando le dijo:
-¡Ay comadre, margo, se fue "Toño", comadre!, ¡ el pechichon de la casa, comadre! ¡los ojos de mi alma, comadre!, ¡su ahijado comadre! y siguio diciendo sin parar su llanto.
-¡Ay comadre, margoth! ¿yo ahora, que me hago?, ¡ comadre usted es mi consuelo, comadre!
En ese instante, ma´margo le puso la mano en el pecho y con mucho caracter le dijo.
-¡ comadre, le recuerdo que el la debia!, ¡el la debia!; y siguio diciendo:
Y mucho ojo con "kingorro", que va en las mismas, ¿sabe?.
Tomado de: Anecdotas de Ma´margo
Autor: Jose Ceferino Nieves Orozco